Fisioterapeuta y osteópata especializada en suelo pélvico, mi trabajo combina terapia manual, ejercicio terapéutico y un enfoque integrador de la salud. En consulta, realizo sesiones individuales, imparto clases grupales y ofrezco consultas de Psiconeuroinmunología Clínica (PNIc). Más sobre mí
Muchas veces en consulta se formula la siguiente pregunta: ¿Cuánto ejercicio hago y cuál es el que me conviene realizar?
“Me han dicho que correr es malo, que mejor natación o yoga…”
Es fácil que tengamos dudas al respecto, porque la verdad es que decidir cuánto ejercicio pautamos no es fácil. Podemos medir y cuantificar un suplemento o medicamento, pero ¿cómo hacemos con el ejercicio?
Para entenderlo mejor vamos a hablar de varios conceptos :exposoma, hormesis, homeostasis y capacidad alostática.
EXPOSOMA
El epidemiólogo Christopher Wild en 2005 acuñó el término exposoma como “conjunto total de exposiciones ambientales y factores endógenos que una persona experimenta desde su nacimiento hasta su muerte”.
Digamos que es todo aquello a lo que estamos expuestos , tanto externo (contaminación, luz, alimentación) como interno (hormonas, inflamación, metabolismo).
Esto incluye:
El exposoma es dinámico y cambia a lo largo del tiempo. Su impacto en cada uno, depende de la dosis, la frecuencia y la interacción con nuestra genética y epigenética.
HOMEOSTASIS
La homeostasis es la capacidad del organismo para mantener un estado interno estable frente a cambios en el entorno. Es decir, mi temperatura corporal es siempre la misma haga frío o calor. Mi glucosa en sangre se ajustará en función de mis necesidades para no sobrepasar unos límites ni demasiado altos ni demasiado bajos. Con el pH pasa lo mismo etc….
Es nuestro equilibrio interno. Y el exposoma vendrá a romper este equilibrio constantemente.
Cuando los cambios a los que tenemos que hacer frente son intensos o demasiado prolongados en el tiempo, entra en juego nuestra capacidad alostática .
CAPACIDAD ALOSTATICA
Cuando aquello que nos rompe el equilibrio es intenso o perdura mucho tiempo, por ejemplo estrés, inflamación crónica, ejercicio extremo, alimentación inadecuada…tendremos que adaptarnos a ello y si lo logramos, se producirán cambios positivos en nuestro organismo, que nos permitirán continuar con nuestro equilibrio. Es decir, NO enfermaremos.
Por ejemplo en el contexto del ejercicio físico, las personas que realizan deporte de manera regular desarrollan adaptaciones cardiovasculares para mantener un menor ritmo cardíaco en reposo, aumentan la eficiencia mitocondrial para producir energía, mejoran la sensibilidad a la insulina y la regulación del metabolismo de la glucosa, aumentan la masa muscular y ósea…etc…
Si esta carga alostática, es decir este esfuerzo por adaptarse al ambiente es excesivo o sostenido durante demasiado tiempo , entraremos en fatiga alostática , lo que podrá generar desgaste y enfermedades crónicas.Esta vez SI enfermaremos.
HORMESIS
Dicho todo esto, dentro del exposoma, algunos factores pueden actuar como horméticos , es decir, generar una respuesta beneficiosa en dosis bajas o moderadas, pero pueden ser dañinos en dosis altas.
Por ejemplo, el ejercicio físico en dosis adecuadas, mejora la fuerza, la resistencia y la salud metabólica. En exceso, genera inflamación crónica y riesgo de sobreentrenamiento.
La exposición al frío aumenta la producción de grasa parda, mejora la sensibilidad a la insulina y fortalece la termorregulación. En exceso, puede causar hipotermia y estrés oxidativo.
La exposición al calor (saunas, baños termales) mejora la circulación y reduce inflamación. En exceso, puede causar deshidratación y daño celular.
El selenio, zinc, hierro, cobre, manganeso…son esenciales en dosis bajas, pero tóxicos en exceso.
El ayuno intermitente o restricción calórica, activa la autofagia, mejora la longevidad y la sensibilidad a la insulina. En exceso, puede generar pérdida muscular, alteraciones hormonales y estrés metabólico.
Psicológicamente un estrés agudo controlado (retos, discursos en público, exposición a incertidumbre o riesgo moderado) Mejora la tolerancia al estrés y la neuroplasticidad, pero en exceso, puede generar agotamiento y trastornos de ansiedad.
"Todas
las cosas son veneno y nada es sin veneno, sólo la dosis hace que una cosa no
sea un veneno." Paracelso
(Dosis sola facit venenum.)
Ya lo dijo Paracelso en el siglo xv. Esta frase siempre me ha encantado y siempre la tengo presente.
Tendemos a totalizar, a querer recetas generales y simples. Pero ni somos simples como organismos, ni somos iguales unos y otros.
El objetivo no es evitar el estrés, sino exponerse a él en la dosis correcta para generar adaptación.
Pautar un ejercicio a un paciente, implica conocer no sólo su patología o lesión, sino su contexto del momento.
Si tienes dudas sobre qué práctica deportiva o actividad física es más adecuada para tí y cómo puedes iniciarla en tus hábitos, no dudes en consultar.
Perimenopausia, menopausia ¿Cuál es la diferencia?
Uno de los errores más comunes es utilizar estos términos como sinónimos cuando en realidad tienen significados diferentes.
Imaginemos una mujer con menarquia (primera regla) a los 12 años y última regla a los 54.
Diríamos que de 12 a 45-48 aproximadamente estaría en premenopausia, a partir de los 45-48 hasta 54 estaría en perimenopausia y una vez que ha pasado un año desde su última menstruación, estaría en menopausia.
Durante la perimenopausia, que puede durar entre 4 y 10 años antes de la menopausia, existe mayor “vulnerabilidad hormonal” , en el que el estrés juega un papel clave en la exacerbación de los síntomas.
¿Cómo impacta el estrés crónico en la perimenopausia?
El estrés crónico es una de las principales causas de alteraciones hormonales en las mujeres durante la perimenopausia.
Vamos a explicar de manera simplificada y breve nuestro eje hormonal femenino: El eje hipotálamo-hipófisis-gónadas (HPG) .
El hipotálamo produce una hormona, GnRH que estimula la hipófisis para que produzca FSH y LH que a su vez estimulan a los ovarios para producir estrógenos y progesterona respectivamente.
Durante la perimenopausia, se producen fluctuaciones hormonales impredecibles muchas veces, que van a ser responsables de ciclos irregulares….que pueden a su vez producir los síntomas que ya conocéis como alteraciones del sueño, cambios de humor, cansancio , sofocos, sudoración nocturna, alteraciones en el patrón de sangrado menstrualetc….
Por otro lado, para hacer frente al estrés el cuerpo utiliza entre otros, el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenales) .
El hipotálamo produce CRH que estimula la hipófisis para que produzca ACTH que a su vez estimula las glándulas suprarrenales para que produzcan cortisol.
¿Estoy estresado o no? 🤔 ¿Por qué cuando me voy de vacaciones me pongo enfermo? 🤒
Quizás te has hecho alguna de estas preguntas en algún momento. Vamos a hablar de todas ellas.
Empecemos por definir la palabra estrés .
Entendemos por estrés cualquier amenaza al estado de equilibrio del organismo. Esta amenaza puede ser real (física), por ejemplo, una agresión, o esperada (psíquica), como una preocupación del tipo "¿me van a echar del trabajo?" (aunque a lo mejor no te despidan nunca). La respuesta al estrés es la misma tanto si lo que me sucede es real o es imaginario.
Estas amenazas pueden venir de fuera (del entorno) o de dentro (por ejemplo, una infección). Es decir, el estrés puede ir desde “no aguanto a mi jefe” hasta “me falta magnesio” o “duermo 3 horas por la noche desde hace años”.
Dicho esto, el cuerpo tiene una capacidad de adaptación y podrá hacerle frente a ello o no.
Por tanto, la salud es esa capacidad de recuperar el equilibrio a su debido tiempo. Si no lo recupero o tardo demasiado, enfermo. Si lo que me viene encima es muy grande, a lo mejor no puedo con ello. Por otro lado, otras veces de manera aislada, cada hecho no tiene importancia, pero la suma de cada gota desborda el vaso. 🌊
Estamos diseñados para tolerar un estrés agudo de corta duración, pero no para un estrés crónico o de larga duración . Así podemos pasar del “estado” al “rasgo”, de estar nervioso a ser una persona nerviosa. 😰
Fisiológicamente, simplificando, el orden sería:
Si el estrés forma parte de mi vida, tendré siempre demasiada adrenalina y mi cortisol llegará un momento en que no será capaz de apagar el fuego del todo, con lo que, aparte de las múltiples consecuencias cardiovasculares y digestivas.... a nivel cerebral se irán fraguando cambios en la configuración neuronal, dendrítica y en las espinas neuronales (McEwen, Nasca, & Gray, 2016). 🧠
El resultado del estrés crónico al final es:
Un cerebro en el que la zona límbica (emocional) estará en hiperfuncionamiento y las zonas de regulación límbica disminuidas en su función.
Tendremos más reactividad, menor capacidad de autorregulación y ¿Más infelicidad? 😞
En el intento de adaptarse lo mejor posible, mi organismo acaba modificando el umbral perceptivo. Por ejemplo, si antes de 0 a 10, para mí la normalidad era hasta 5 y a partir de ahí percibo el estrés, ahora, ya no siento que estoy estresado hasta que no llego a 8. Si aún notando que estoy pasado de vueltas, por nuestra naturaleza, no me paro y sigo haciendo más cosas, imaginaos si ya ni siquiera soy consciente de ello.
Conclusión:
Parar va de la mano de avanzar .
Dormir
va de la mano de construir.
Resetear nos lleva a ser más eficaces y felices.
El descanso forma parte de nuestra naturaleza.
😴✨
¿Feliz verano y felices vacaciones!🏖️🌞
Referencias